Hace
treinta años la ciudad enfrentó una profunda crisis urbana que
comprometió su desarrollo. Las dificultades de gobernabilidad, el
incremento constante de la inseguridad y la violencia, los problemas de
movilidad y el incremento de la vivienda informal, así como la
precariedad y el déficit de la infraestructura urbana, sin los recursos
financieros, técnicos y humanos que permitieran hacer frente a estas
problemáticas, hicieron que Bogotá fuera percibida por analistas y por
sus habitantes, en general, como una ciudad no viable y sin credibilidad
alguna.
Desde
los años 90, las sucesivas administraciones realizaron acciones
dirigidas a garantizar gobernabilidad y a hacer efectiva la
descentralización; recuperar las finanzas públicas y desarrollar
políticas sociales fuertes y novedosas en educación, alimentación, salud
y bienestar. Estas acciones produjeron un cambio radical en el
desarrollo de la ciudad y permitieron revertir la crisis urbana.
De este manera, casi dos décadas después de iniciado el proceso, el sentir de los ciudadanos es el de una ciudad viable que, en medio de la crisis nacional, mostró que era posible avanzar y construir un proyecto de futuro.
En
consecuencia, a través del POT se ha logrado incluir en la agenda
distrital, temas que son fundamentales para el desarrollo futuro de la
ciudad y que han sido determinantes para superar las problematicas
descritas, a través de la instrumentación de nuevas fuentes de
financiación del desarrollo urbano, basadas en la aplicación de los
instrumentos de gestión adoptados por la Ley 388/97 y la necesidad de
pensar el territorio en función del desarrollo urbano, con énfasis
particular en la integración de la ciudad y la Región.
Juntos podemos hacer del POT la oportunidad para que nuestra ciudad sea más equitativa, productiva y sostenible.
Aquí y ahora es el momento de soñar el futuro de nuestra ciudad.
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